Nuestro Carisma es “la vivencia actual del espíritu de nuestro Fundador, quien concibió y trazó su peculiar fisonomía por la configuración con Cristo Siervo y misericordioso, manifestada en una espiritualidad de amor y reparación y en el servicio evangélico a los más pobres y necesitados.”

Desde el principio, por voluntad de nuestro Fundador, la Congregación estuvo bajo la protección del Sagrado Corazón de Jesús. El mismo Padre Yermo lo expresa: “Nació vuestra comunidad bajo los más pobres y raquíticos auspicios humanos; pero con una fe ciega en la protección que esperaba del Sacratísimo Corazón de Jesús, bajo cuya égida se había colocado y por esta razón, sin hacer caso de los malos augurios del mundo, caminaba segura de conseguir el éxito”.

El amor misericordioso que brota del Corazón de Jesús nos invita a ser la presencia misericordiosa de Dios entre los hombres. Esta misericordia la ejercemos primeramente con las hermanas en el seno de la comunidad.

De allí, el carisma, irradia hacia los pobres que Dios nos confía y a las demás personas con quienes tratamos. Su misericordia nos hace también interceder por los lejanos, los que no conocen a Dios, los que sufren penas físicas o morales, los pecadores y todos aquellos que tienen necesidad de la infinita misericordia de Dios.

Se puede decir que la Hermana Sierva del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres, recibió la vida y la vocación para ser misericordiosa y sólo así logrará alcanzar su santidad.
“La Sierva del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres, debe llevar en el corazón las necesidades, la ignorancia, las enfermedades, las desgracias, los sufrimientos y hasta los vicios de los pobres para ayudarlos.” (P. Yermo)

Cuadro pintado por la +Hermana Matilde Maderal, SSCJP, hermana de origen Cubano, que resume el Carisma de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres.