Pastoral Educativa: Escuelas y Casas hogar

Educar precisa Amar intensamente
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“Entre las obras del Instituto, tienen especial importancia los internados y escuelas para los más pobres y de la clase media necesitada, que muchas veces sufren más sus miembros que algunos pobres, lo mismo digo de los ricos que vienen a menos y llegan hasta pasar miserias, porque ellos no se atreven a pedir.”

En la labor educativa continuamos el carisma de san José María de Yermo y Parres para lograr la promoción humana y la evangelización de los pobres a través de una formación integral que logra el desarrollo armónico de ellos en sus capacidades espirituales, físicas, intelectuales y morales. Promovemos y evangelizamos a los pobres para llegar a formar hombres y mujeres cristianos que construyan sociedades más justas y fraternas. Las Casas Hogar y Escuelas Yermistas abarcan el mayor porcentaje de nuestro apostolado.

En la Casa Hogar podemos vivir nuestra maternidad espiritual de una manera privilegiada. Dice el Padre Yermo: “Es verdad que ustedes no les han dado el ser natural, pero son verdaderas madres si los engendran a la vida sobrenatural, al darles la educación cristiana. Los pobres acostumbran a llamar a ustedes con el dulce nombre de ‘madre’, recuerden que están llamadas a llenar todos los deberes de una verdadera madre, deberes graves que no sólo están ligados a su propia santificación, sino a su misma salvación eterna”.

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La manera específica que educamos está plasmada en el Modelo Educativo Yermista (MEY). En base al pensamiento de nuestro Fundador, educar es formar el corazón, empleamos principios muy concretos.

  1. Expresando el amor misericordioso; atendemos las necesidades espirituales y materiales de los pobres a través de una asidua convivencia con ellos.
  2. Formamos el corazón desde la tierna infancia, con cimientos sólidos y duraderos basados en los principios y valores del evangelio.
  3. Instruimos de acuerdo a las condiciones y necesidades de los educandos, cuidando el cultivo y desarrollo de sus aptitudes naturales.
  4. El trato a ellos es con caridad, paciencia y justicia, evitando la dureza.
  5. Los ponemos confiadamente en las manos de Dios.
  6. Estamos convencidas de que los Padres de Familia tienen la misión y el derecho de escoger la educación para sus hijos y es indispensable su testimonio de vida.
  7. Obedecemos con humildad todas las determinaciones o directrices de la Iglesia, manifestando amor, adhesión y respeto al Sumo Pontífice, e infundiendo estos mismos sentimientos a la Comunidad Educativa.